28 de enero de 2011

Tramo 3 - Aduana Chilena de Futaleufu - Chaiten

 10 kilómetros después de la aduana llegamos a Futaleufu “un paisaje pintado por la mano de Dios”, que desde 1982 quedo unida a la Carretera Austral.

 



Según versiones de antiguos pobladores, la historia del poblado comenzó en el año 1912, cuando una familia originaria de la Isla Grande de Chiloé y  que había permanecido muchos años en la República Argentina; golpeaba la salvaje puerta de entrada a lo que es la actual comuna, a lo que en ese entonces era una muralla de verde forestación. De esta manera se instalan en lo que más tarde se denominaria Futaleufu, palabra indígena que significa Río Grande o Grandes Aguas.
Como anécdota cómica, transcribimos un relato de una página de la ciudad… “Esta familia fue la de Don Ceferino Moraga, esposa e hijos que habían abandonado la Colonia 16 de Octubre  ubicada a pocos kilómetros de la frontera, en el territorio Argentino. A su llegada, estos Chilenos no encontraron otra cosa más que una fortificación natural pues era tan abundante la vegetación que al comienzo tuvieron que luchar cuerpo a cuerpo y a machete con la naturaleza para ganar algunos metros de terreno y despejarlo; así se fueron internando hasta llegar a los valles que se presentaban como esperanza de supervivencia. Toda su hacienda la componían vacunos, ovejas, bueyes y caballos utilizados como medio de movilización; herramientas de trabajo y carros (carretas). Se cree que la familia Moraga fue la primera en llegar e instalarse en el sector denominado El Límite, ocupando los terrenos encontrados y haciendo prevalecer sus derechos, según ellos de todo el campo que quedara hacia el lado Chileno. Por muchos años existió cierto temor de parte de muchas familias Chilenas que deseaban venir a habitar estas tierras, pues la familia Moraga oponía resistencia para que no llegaran más. A raíz de esta actitud negativa se cree que los sucesos de los años 1919-1920 que terminaron con el exterminio de los varones de dicha familia se originaron por las discordias y  culminaron en un sangriento hecho, crimen que quedó impune ya que en aquel tiempo no habían autoridades Chilenas y se recurrió a la policía Argentina.” Sin comentarios…
Ya en Futaleufu recurrimos a la oficina de Información Turística para asesorarnos sobre lo que se podía ver y hacer. La ciudad se caracteriza por su rica pesca y los rápidos que se forman en el rio que permiten descensos en kayak y rafting con tramos clasificados de 4 a 6 grados de dificultad, lo que es ideal para los aventureros. Hay senderos a pie como el de la Laguna Espejo, la Reserva Nacional Futaleufu (áreas de protección del Ciprés y del Huemul). También hay miradores que vale la pena hacerlos siempre y cuando el día este despejado. Obviamente ese día diluviaba… apenas unas vueltas por la pequeña ciudad nos dejo la imagen de una bella iglesia, la gran plaza con su réplica de la primer casa de dos pisos de la zona y una avenida bien cuidada.

 






Detalle importantísimo: no hay lugar de carga de combustible ni cajeros automáticos. Con lo cual si el destino es hacia el norte (Chaiten) recomendamos averiguar cual es el próximo destino con carga de combustible para llenar los bidones ya que en Chaiten (primer pueblo con combustible) la estación tiene horarios de atención y no se garantiza que siempre haya!!!
La información turística es pobre y en algunos casos inexacta.
Después de pensarlo  mucho, de evaluar posibilidades de combustible para la vuelta y escases de dinero chileno (no hay cobros con tarjetas de debito ni crédito por falta de comunicación telefónica y los dólares son en muchos casos rechazados, algo que no sabíamos) como la mala información recibida desde turismo sobre Chaiten nuestro espíritu aventurero direcciono la brújula de La Lola hacia el Norte. Chaiten. La contrapartida era, conocer un lugar histórico actual o seguir una ruta predeterminada.
La idea era visitar la ciudad desbastada por la erupción del volcán del mismo nombre en el año 2008 y que afectara no solo el lado chileno sino también el argentino. Dar una vuelta, hacer unas fotos y en tal caso volver a dormir a Futaleufu.
Llovía. Seguía lloviendo de manera continuada y el cielo estaba oscuro. Tomamos la ruta hacia el sur, a mitad de camino nos encontramos con Villa Santa Lucia que empalma por primera en este viaje con la Carretera Austral rumbo ya hacia el Norte. El camino es de curvas, contra curvas, bajadas y subidas pronunciadas, pero con un paisaje absolutamente irreal y verde: cientos de cascadas peinaban suavemente las altísimas laderas del cordón montañoso que nos acompaño hasta la entrada misma del pueblo, gigantescas Nalcas bordeaban pintorescamente el camino que iba ensanchándose… Los colores de ríos y lagos fueron variando desde el verde más profundo hasta turquesas transparentes, deleitando a nuestras cámaras de foto que no paraban de capturar imágenes que hoy todavía nos alucinan…















Nos sorprendió un cartel donde se ofrecía alojamiento en un Lodge de pesca sobre el rio y el lago Yelcho: Hotel Yelcho. Paramos. Consultamos disponibilidad por las dudas volviéramos de Chaiten y no pudiéramos llegar a Futaleufu por razones climáticas… ya más tranquilos seguimos viaje. A la altura de las termas de Rio Amarillo, los trabajadores de vialidad ensanchaban y cortaban las  banquinas bajo una lluvia que nos dejaba poca visibilidad.
En el camino nos encontramos con el rio Yelcho donde majuestuosamente se erijia un maravilloso puente colgante, donde sus cuerdas resaltadas por el cielo nublado, la lluvia y la ausencia de pobladores nos daba una vision fantasmagorica del paisaje




Ya casi llegando a Chaiten, antes de cruzar el Rio Blanco sin saber lo que nos deparaba la propia ciudad, una cruz natural de algún viejo árbol quemado fue un presagio de lo que íbamos a encontrar después de la última curva: una especie de gran cementerio sin muertos, con sonidos y olores que aun no podemos olvidar, lo que alguna vez se llamo Capital de Comuna: la ciudad de Chaiten – “canasto de agua”.  
Actualmente y de manera provisoria, la capital provincial es Palena en reemplazo de la desvastada ciudad de Chaiten






















Este recorrido merece un capítulo aparte de lo que alguna vez fue una ciudad de más de 7000 habitantes y donde hoy solo hay un poco mas de 100 personas: sin luz, sin agua, donde todo lo que se consume se importa, con un volcán que si bien no está en erupción aun esta activo, dormido, esperando… y ahí fue donde hicimos por primera vez nuestra primer noche.
Entrando a la propia ciudad nos recibe un puente de hormigón prolijo y limpio. Lo recorre el rio Blanco que baja por 10 Km desde el mismo volcán. Nos encontramos con un boulevard que desemboca en el mar que fue nuestra primera impresión de la inmensidad del océano pacifico sin aun haber visto la devastación que había causado la erupción del volcán. Lo primero que hicimos fue parar a un poblador preguntándole por alojamiento. Nos recomendó las cabañas Brisas del Mar en plena costanera de la simpática señora Ariela. Allá fuimos.








Las cabañas eran completas, limpias, ordenadas con la prohibición de no fumar y no cocinar pescado! En el mismo lugar funciona la Compañía Naviera que es la única conexión vía mar, tres veces por semana con Puerto Montt. En este cruce se traen artículos de primera necesidad: carnes, lácteos, papel higiénico, jabón, shampoo y envasados. Además en este transbordador llegan a la ciudad turistas que emprenden la carretera austral hacia el sur y mochileros que comienzan su larga caminata hasta casi el O Higgins.


La recorrida “turística” por la ciudad nos dejo un vacio en nuestro espíritu que nos hacia mirarnos sin hablarnos. Nos alojamos. Salimos a recorrer las playas aun no preparados del todo para ver lo que nos depararía el día de mañana ya con otra luz, la del día. El clima lluvioso y deprimentemente nublado no nos acompaño ya que  las playas que alguna vez tuvieron vida de sus más de 7000 habitantes y turistas hoy se encontraban desoladas y cubiertas de cenizas y los rayos del sol que filtraban entre las nubes le daban un aspecto aun mas lúgubre  al escenario.

Consultando a un poblador, nos comento que la ciudad se refundaría unos kilómetros más arriba: en la playa de Santa Bárbara, donde en la actualidad se habilitaron los servicios municipales y de carabineros.  Para localizarla nos dijo que veríamos 4 contenedores en una colina. El camino seguía siendo bello en lo natural. Llegamos.  Nos encontramos con un pequeño asentamiento, donde la nota de color fue una fantástica guitarra eléctrica apoyada sobre un arbusto recordando vaya a saber que música en que tiempos… aun en la desolación y la tristeza, los pobladores no pierden su espíritu de vida…








Seguimos unos metros más para encontrarnos con una playa negra, de arenas volcánicas con piedras que hablan (capítulo aparte), algas, barquitos abandonados y caracoles.



Nos alegro el alma un arco iris en todo su esplendor. Había vida aunque sea en las gotas de agua.

Regresando ya para ver si podíamos cenar aun no decidiendo si cocinaríamos en la cabaña o comeríamos en un restaurante, fuimos de visita a los dos “supermercados” que aun conviven con la desolada ciudad donde nos encontramos con que solo se vendían artículos de primera necesidad, algunos embutidos y envasados y mucho pollo (pollo-pavo, gigante, duro…) el cual no teníamos interés en comer. A nuestra pregunta de ¿hay pescado? Nos respondieron que solo lo traen por la mañana en una carretilla y se vende en la calle hasta que se termina… o sea, hasta el día siguiente nada de pescado.
Compramos un vino  y al pasar por la caja descubrimos que la gente no maneja efectivo: sistema de cuenta corriente con vales que algún día se pagaran.
Una última recorrida y averiguación de por medio nos dejo como saldo decidir entre tres restaurantes. Dos de los cuales trabajan al mediodía y se ofrecieron a cocinarnos de noche, pero nos pareció que había poca rotación de alimentos con lo cual nos decidimos por el tercero en la costanera y esquina de nuestra cabaña: Restaurante y Hospedaje El Refugio, atendido  por su propio dueño Don Jaime. Hombre serio y triste además de poco conversador… en un principio. Nos ofreció lo último que le quedaba: pollo-pavo con fritas más un tinto 120 Tres Medallas de bodega Santa Rita quien tiene una graciosa historia: “… dice la leyenda que eran 120 patriotas extenuados por la lucha sostenida en Rancagua, los que llegaron hasta las tierras de Santa Rita, donde Doña Paula Jaraquemada, dueña de esos predios, los amparo ocultándolos en una bodega aquella noche del 2 de octubre de 1814, la libertad se refugio en Santa Rita en la misma bodega en la que hoy se enriquecen los mejores caldos que dan cuerpo, bouquet, fragancia y sabor al vino que tiene en sus manos…” . Compartían el salón una parejita simpática de norteamericanos que habían de comer la anteúltima porción de lo mismo que nosotros.




El pollo pavo era grande, muy grande. Duro. Muy duro. Su piel era gruesa, grasosa, gomosa… por lo que hicimos amplia dedicación a las fritas, las que repetimos… conversamos un poco con Jaime (capítulo aparte)… entre papa y papa nos miramos reconociendo lo que nos había afectado sicológica y físicamente el panorama de Chaiten… los dos teníamos taquicardia inconfesada… ni  hablar de la presión… no había música y el sol detrás de las nubes era un pálido reflejo que mas que luz daba penumbras. Jaime encendió su grupo electrógeno lo que de fondo era un triste ronroneo... Un par de luces tenues bajo consumo iluminaban la tristeza del salón…
Ya de noche, volvimos a nuestra cabaña… tratamos de reírnos sin poder… sacamos fotos cómicas riéndonos de nosotros mismos y mientras tanto un Vat 69 sin hielo lloraba en un vaso ordinario. No hay hielo, ya que como en todo el día no hay luz las heladeras funcionan solo de 21 a 24 hs… el resto de la iluminación se hace con linternas.





Todavía riéndonos nerviosamente de nosotros mismos, nos acostamos a descansar evitando pensar que a solo a 10 kilómetros aun dormía y velaba nuestros sueños un volcán activo…
Dormimos mal, es una realidad. Nos despertó el llanto de un gato, tal vez uno de los pocos que se han salvado del desastre. No había ruidos. Una ciudad desierta. Llovía. Nuevamente. Nos dispusimos a hacer las últimas fotos para continuar ahora si nuestra carretera austral, no sin antes completar el tanque de La Lola. Nos encontramos con que en la única estación de servicio (copec) versaba un cartel en la puerta: DOMINGOS: CERRADO (era domingo, por supuesto!). Tocando timbres y golpeando puertas en las únicas casas con vida mientras un perro ladraba, dimos con la hostería donde vivía el empleado que expendía combustible y quien solícitamente ante nuestros reclamos, nos pidió tiempo para un desayuno y luego abriría la “bencinera” . Mientras  tanto y ya más animados (no llegábamos a ningún lugar con lo que quedaba en el tanque) nos tomamos unos mates calentitos (la cabaña no contaba con desayuno) empezamos a mirar nuevamente el desolado paisaje sin mover ni un centímetro la Lola… ya que aun no teníamos el tanque en condiciones. Nos encontramos que en plena costanera (que fue en otra época una costanera moderna, iluminada y paseo tradicional con vida) había dos carpas al lado de una camioneta importante y un par de perros merodeando, quizás tratando de comer algo de las sobras de estos acampantes. Detalle que nos termino de deprimir.








Acopiamos nuestro tanque lleno, pagamos en efectivo y partimos en una última ronda  (foto y comentarios en capítulo aparte) donde realmente dimos cabida cuenta del desastre que allí reinaba. Recorrimos las pocas cuadras de la ciudad con avenidas cortadas por el nuevo cauce de rio Blanco, su viejo aeropuerto abandonado, la municipalidad, el  mercado, las pescaderías, colegios… para que seguir…
El último adiós fue justo con el cementerio y el cartel de “PUNTO DE ENCUENTRO B, ZONA SEGURA” que nos ponía más aun al tanto de la magnitud de lo ocurrido.
Partimos ahora rumbo a Puerto Aysén.


Continua en Tramo 4...
link http://carreteraaustralruta7.blogspot.com/2011/01/tramo-4-chaiten-puyuhuapi.html
 

3 comentarios:

  1. Hola!muy interesante elrelato y util.ahora pregunto: como esta la rutadesde trevelin hasta futaleufu.chile y luego hasta chaiten? queremos hacer ese tramo de la carretera austral subiendo hasta P.Montt pero no tengo esa herosa Cherokee..jaja.sino, un rendidor pero bajo auto(clio 2),que te parece??
    gracias!!!!!

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    1. Mira, la ruta esta buena, hay que ir despacio, tengo una amiga que la hizo en un gol, asi que no creo que tengas problemas, calcula que no hay nafta de trevelin o esquel hasta chaiten, asi que calcula bien la autonomia o lleva bidones adicionales, y un casco aunque mas no sea de una rueda por las dudas, te repito que hay que ir despacio. el promedio al final de viaje total que hicimos fue de 28 km por hora...jejeje mucha cherokee pero hay que ir despacio!!!!despues de chaiten tenes una barcaza que te lleva a pto montt se compran los pasajes en mismo chaiten, donde te cambian moneda y hay combustible. es apasionante no te lo ppierdas

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  2. Hola, que buen blog. Los felicito por tan lindo viaje. Yo fui el 2014 y aún sigo soñando con volver.
    Saludos desde chile

    Le dejo mi blog, con la historia y fotos de nuestro viaje
    http://sinverfronteras.blogspot.cl/2014/04/carretera-austral-parte-1-santiago.html?m=1

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