31 de enero de 2011

Tramo 7 - Puerto Tranquilo - Cochrane

Nos levantamos tipo 6. Una buena ducha y más leña al fuego. Café (del sifón) con tostadas y manteca. A eso de las 8 vemos a Eduviges con un chico de unos 20 años cerca del muelle. Poniendo a punto el bote que nos llevaría a la excursión.

Nuestra Cacarita de nuez.....


No siendo idóneos en la materia vimos el lago “un poco picado”… le preguntamos desde la deck: salimos con el lago así? Siiiii, esta re bien….. Salimos cuando pongamos nafta……………………
Nos colocamos los chalecos salvavidas, nos sentamos como dos enamorados en una góndola veneciana, aprestamos nuestras cámaras, nos sonreímos y no nos dimos cuenta que ellos probablemente se reían mas que nosotros.



A los 20 metros de salir, la primer ola nos llovió encima… nos obligo a guardar las cámaras. Chau fotos. Un bajón… al salir a lago abierto las olas venían “cerradas” según nuestro timonel y capitán, el joven Joel… que se calzo los anteojos oscuros, afirmo las piernas y no dijo  ni pio hasta que vimos las cuevas, como media hora más tarde…
El lago era un león como rugía y embravecía al paso de  nuestra cascarita de nuez.. para este momento yo iba sentada en el suelo del bote y agarrada como una garrapata al borde… el gordo, mas ducho y valiente seguía sentado, todo mojado, pero sonriente.
Nos ofreció capas para el agua que nos mojaba en cada oleaje. Yo no veía nada. Me había ganado el pánico y me encomendé a todos los santos bajo rarísimas promesas que sabia no cumpliría… necesitaba que algo me sacara de ese botecito tan insignificante en ese lago de casi mil kms cuadrados de magnitud… el gordo me tranquilizaba…
En un momento el agua se calmo. Entramos detrás de una isla. Joel dijo: ahí están las cuevas.

(Como tenemos un monton de fotos que queremos compartir, ya que  son tan bellas que no podemos decirnos por cual poner, nos decidimos a cargar todas ellas en crudo y alta resolucion en el siguiente link... http://carreteraaustralruta7.blogspot.com/p/cuevas-de-marmol-catedral-de-marmol-y.html . aca veran parte de la maravilla que quedo plasmada en nuestras retinas y que jamás vamos a olvidar... )


Capilla de Marmol


Capilla

Alero de la Capilla

Cuevas de Marmol



Dibujos en el Marmol


Cuevas cuyo techo parecen petalos que caen

Vista Panoramica de parte de Las Cuevas


Tunel... el silencio Perfecto


Una mirada hacia atras...

Bien cerquita.....


El perro y la furia del Chelenko

Una ventana a la furia....

Las cuevas son formaciones rocosas de mármol como resultado de la erosión del viento del lago, son de carbonato de calcio hidrolabradas por la constante acción de las turquesas agua del lago Chelenko y llenas de colores según el contenido de impurezas. Existen cuevas, capillas a y catedrales en distintos sectores donde los colores de estas formaciones contrastan con el verde y azul de las aguas del lago. Son llamadas un Santuario de la Naturaleza.
Lo primero fue un impacto visual. Un amplio cordón con cuevas, al acercarnos con el bote esas cuevas se transformaron tal cual las llaman: en un santuario. Solo el ruido del agua entrechocando infinitamente y desde tiempos inmemoriales en las rocas… los colores del agua no tienen descripción… la tibieza y textura suave del techo de las cuevas son indefinibles… nos adentramos en un túnel y lo recorrimos… techo y paredes de mármol… Miguel Ángel se haría un festín allí…
Después del silencio necesario y las fotos obligatorias, viramos hacia la Catedral. Antes, en la curva de la bahía la formación es llamada el Perro…
Luego, la majestuosa forma rocosa emergiendo de las aguas con su parecido a una inmensa catedral de mármol, con sus curvas y sus columnas… la giramos, un alero de roca de más de 5 metros cuelga a punto de desprenderse al lago… y la vuelta se cierra cada vez más bella.
Un lugar digno de verse. Un lugar digno de ser llamado santuario.
Mientras yo hacía mis apreciaciones burlando por un rato mi pánico al agua, Raúl no disfruto en lo absoluto sabiendo que el lago se picaba a cada segundo que nos deteníamos a mirar las formaciones… él veía que otros botecitos mas cargados de gente (hasta 8 en algunos casos) ya viraban al muelle.  se intranquilizo al borde de no apreciar absolutamente nada.
Le consulto a Joel por donde era la vuelta. El lago tenia olas verdaderamente altas y el viento rugia poderoso. Le contesto que era bordeando la costa, cosa que luego no hizo. Como éramos dos pasajeros, el bote no tenia peso en la parte de adelante, en medio del temporal de agua y viento nos pidió que pasáramos para adelante… Raúl se dio vuelta y le dijo NI LOCO. Moverse era caerse de manera asegurada. Mi pánico crecía como un demonio de mil lenguas dentro de mí estomago. Cerraba los ojos para no ver. Cuando los abría solo veía desde mi posición una inmensa pared de agua verde que el pequeño bote embestía como un fiero caballo: de frente. Se levantaba, el motor quedaba sin agua que mover. Joel lo paro en un momento presa de temor por no poder seguir. Yo seguía con los ojos entre abiertos y cerrados, entre el pánico y casi el llanto mientras Raúl me iba contando lo lejos o cerca que estaba la costa… de pronto nos adelantamos a otro de los botes. Una locura, cortar el lago en forma recta y de pronto ya no vi agua, vi cielo… tanto se levanto que vi el cielo desde el fondo de esta cascarita de nuez… imaginaba que se daba vueltas y allí quedábamos como testigos de una inconsciencia. En esos actos locos que uno tiene cuando tiene tanto miedo, levante la mano de mi capa y salude a los otros vecinos de bote… ellos no se movían tanto… nosotros éramos títeres del viento y el agua…
La vuelta fue interminable. Estábamos ateridos de agua fría y susto. Yo por mi pánico al agua, el de Raúl duplicado por mi y por el… Joel impávido permanecía con sus gafas negras y parado como un pirata en un bergantín del siglo 18…
Tierra a la vista… cada tanto Raúl me contaba: ya se ven casitas, o ya se ve el muelle, o ya veo la cabaña…
Llegamos… yo no podía mantenerme parada pero lo hice… Raúl estaba blanco de preocupación. Nos quitamos los salvavidas, agradecimos a Joel y nos fuimos a bañar con agua hirviendo… no sentía el cuerpo ni las manos… la contractura del brazo derecho me duro hasta llegar a Bariloche. Mezcla de susto y esfuerzo. La ropa completamente mojada se secaba frente a la estufa con un buen fuego fuerte
Más tarde, cuando le pedía a Eduviges un trozo prometido de mármol de las cavernas (lo juntan cuando el lago esta menos crecido y se puede caminar dentro de ellas) le comento a Raúl que no le avisan a los turistas que el lago es tan bravo ya que de esta manera nadie haría la excursión… para mí fue terrible saber eso. Eso no se hace… en ningún lugar, de ninguna forma, ni aun para ganar los 30.000 pesos chilenos que vale la excursión…
Igual, los botes siguieron saliendo del muelle de puerto tranquilo que de tranquilo no tiene nada. Igual me traje un hermosísimo trozo de mármol que luce suave en la chimenea de casa….como un recuerdo de miles de horas de golpear las aguas sus caras y como un toque de silencio de las cuevas… ese que me quedo plasmado en el alma. El silencio de un Santuario.
Dejando atrás la cabaña y dispuestos con ya más tranquilidad y habiendo tomado unos mates calentitos partimos rumbo al Glaciar Exploradores. Son 52 kilómetros de una ruta que se anuncia como en construcción, muy angosta, de una sola mano la mayoría del tramo, subidas impresionantes con precipicios al lago. Son tres horas de marcha.
Había salido el sol. Se cruza un valle amplio bien trabajado. A pocos minutos de andar un cementerio a nuestra derecha nos llama la atención, inclusive una de las bóvedas humildes parecía una casita completa, con chimenea, ventanas con cortinas y una puerta pituca.





Descubrimos el lago Tranquilo con un pequeño cementerio de cuatro pequeñas cabañitas bien pintorescas. Valían una foto.



Todo este tramo corre por el borde del campo de hielo San Valentín. Hacia arriba el primer ventisquero. Nace el rio Exploradores que desemboca en el mar. En otra curva un gigantesco ventisquero colgante y al otro lado del rio con selva virgen de arboles mañio macho un bellísimo paisaje.










Después del puente del rio Deshielo se encuentra el puesto Portal que ofrecen caminatas por un sendero interpretativo que asciende a la morrena glaciar donde está el mirador Glaciar Exploradores que nos permite mirar una de las lenguas glaciares que bajan del monte San Valentín con sus 4058 metros de altitud: el más alto de la Patagonia.



 Unos kilómetros más adelante esta la bellísima cascada La Nutria que como proviene del glaciar su color es lechoso.







La cantidad de puentes que se cruzan hasta llegar al inicio del sendero del Glaciar son 5. Se atraviesan importantes paredones de roca.

Al llegar, estacionamos la Lola y nos dispusimos a pagar la entrada al Parque. Allí fuimos asesorados por un guía que nos dijo que el sendero eran 20 minutos suaves pero que al final se ponía un poco áspero. El otro sendero (que no hicimos) de 6 horas permite caminar sobre este gran hielo milenario.
Comenzamos a subir y la selva nos fue tragando… mucha humedad, muchos helechos y todo tipo de hongos y líquenes nos fascinaban la vista. Fuimos descansando cada tanto aun cuando la subida era leve pero larga. En un punto desaparece todo el bosque y solo se ven inmensas rocas. El sendero asciende señalizado con pasamanos de madera (ramas de árboles) que si bien están medio flojos dan sensación de seguridad. Cada tanto estos pasamanos desaparecen y uno se encuentra parado en una gigantesca roca mirando el impactante panorama. Estamos a una altura considerable. En un alto del camino, las piedras hacen una especie de explanada natural. Aquí comenzó nuestro problema. Nos paramos para una buena panorámica cuando Raúl se dio vuelta y miro hacia el vacio. Pensó que esos diez metros sin baranda que había subido con facilidad no los podría bajar. Casi podría decirse que le apagaron la luz. Quedo blanco y temblando. Le había ganado el vértigo a las alturas (una sensación espantosa que tiene mucha gente y que no percibe al vivir en lugares que no tienen precipicios). Así y todo siguió  subiendo, se anunciaba la llegada a otra zona plana. A escasos metros del mirador (20 metros aproximadamente) y no habiendo ni pasamanos ni barandas ni nada de donde agarrarse, nuevamente el vértigo se apodero de todo su cuerpo y su mente. Me miro y me dijo: seguí sola, yo no puedo. Es más, no sé si puedo bajar.
Lo mire y pensé en mi pánico en el agua esa misma mañana. Le creí a pies juntillas su desesperación. Seguí ese último tramo para llegar al mirador y tal como le sucedió a él en las Cuevas de Mármol, yo no pude apreciar la inmensidad de lo que se me mostraba de manera única. El glaciar en toda su máxima expresión: sus lenguas, sus bosques, sus lagunas con hielo y sus morrenas. Hice un par de fotos sin mirar, tan solo pensaba en que haría y como lo haría: me refiero a ayudar a Raúl a bajar. Arriba no había nadie, si bien en el estacionamiento  había autos estacionados, suponemos haciendo la caminata de 6 horas.






Esta es la altura que debiamos bajar a la derecha se ve el camino de entrada!!
Al salir del mirador un viento me embolso muy fuerte. Baje donde Raúl fumaba un cigarrillo sentado en las piedras intentando convencerse de que podía intentar bajar. Lo charlamos. Las opciones eran dos: o intentaba bajar o yo debía bajar a buscar ayuda. Ayuda que en un caso de vértigo tan profundo de nada sirve. Lo seguimos charlando. Hacia frio y mucho viento. Estábamos solos. Tomamos coraje. Yo empecé el descenso y el atrás mío. Por momentos tomado de mi mano y por momentos casi sentado bajando y agarrándose de cuanta rama de árbol (casi ninguna) se lo permitiese… demoramos mucho en llegar a la parte del bosque y si bien acá es muy  tranquilo Raúl ni hablaba. Temblaba. Prometí muy enojada tener una seria conversación con quien nos cobro la entrada para sugerirle que cuando se presenten turistas haga la reconvención del tema de las alturas.
Al llegar a la casa del guardaparque, salió muy feliz y contento a recibirnos. Cuando le hice la sugerencia (de muy buenos modos) se le termino la simpatía, se hizo el desentendido y adujo no entender.
No importa. Una más de estas tretas chilotas con tal de vender aunque sea una miserable entrada a un Parque Nacional.
Hacemos esta recomendación: si tenes vértigo de altura NI SE TE OCURRA conocer el Glaciar Exploradores, que aun con su magnificencia no te dejara bajar tranquilo.
De nuevo en marcha y después de la típica foto junto al cartel, emprendimos la vuelta. Hicimos un alto en un imponente farallón de piedra… para hacer unas fotos y juntar algunas piedras sueltas ya que su color y su aspecto me parecieron muy bellas.

Volvimos a Puerto Tranquilo y seguimos hacia el sur. A 5 Km del pueblo está la bajada a Puerto Mármol, escabrosa. El pitch de la Lola se puso a más de 20°… de una sola mano y con una vista panorámica de las Cuevas, la Catedral y el Lago impresionantes.



Al llegar nos recibió Héctor quien muy campechanamente nos cuenta que desde allí es posible llegar a las Cuevas y la Catedral en solo 7 minutos, sin mojarse, sin olas, sin lago embravecido… la excursión consiste en una hora recorriendo este santuario prometiendo más tiempo para fotos y además el costo es de 25.000 chilenos por lancha lo que permite esperar en el camping que hay en el lugar a que lleguen más turistas que quieran compartir el viaje, con lo cual el costo por persona puede llegar a ser de tan solo 5.000 chilenos. Posee lanchas de 2 y 5 personas por si uno quiere la excursión de manera individual asumiendo el costo total. Nos ofreció el uso gratis del camping, playas privadas y asadores… a esta altura del partido y con la carne del Chaqueño en la conservadora, procedimos a estacionar la Lola y hacer una picatina rápida ya que aun nos quedaban muchos kilómetros para nuestro próximo destino que era Cochrane.
En los próximos kilómetros nos encontramos con impactantes vistas del Lago Carreras con sus fiordos y su color inigualable. 43 Km más adelante un puente colgante naranja nos advierte del desagüe del Lago Carreras que luego del lago Bertrand (nace el caudaloso rio Baker, tal vez el más hermoso de chile, que fluye por 200 Km hacia el suroeste para finalmente salir al mar en cuyo delta se encuentra el poblado de Tortel)  y el Lago Plomo desemboca en el mar…








Costanera de Puerto Bertrand

Lo mas bonito fue ver una guanoco comiendo a la vera del camino como si tal cosa, a un chistido desde la camioneta solo se digno a mirarno… hermoso.

Es casi imposible creer que por tan pequeño espacio desaguan las aguas del lago más grande de Sudamérica. 970 km2 del lado de Chile… casi 5 veces el tamaño de la Capital Federal (ciudad autónoma de Buenos Aires) siendo su totalidad la de 1850 km2 correspondiéndole a la Argentina donde se llama Lago Buenos Aires una superficie de 880 km2… totalizando: 10 capitales federales. He aquí nuestra admiración por semejante lago y tan pequeño desagüe…
Importantísima nota de color: Lolita (nuestro GPS)  es como Roberto Rimoldi Fraga: ARGENTINO HASTA LA MUERTE…. Jamás reconoció el Lago General Carreras, SIEMPRE lo llamo Lago Buenos Aires!!!!!!!
En esta zona es importante decir que la pesca abunda para quienes son adictos a ella. Hay también importante concentración de cabañas y los llamado Lodges de pesca. Avanzando a nuestra derecha el Lago Negro con su famosa Hacienda 3 Lagos que es el Lodge mas importante, kilómetros más adelante el cruce El Maitén donde el desvío indica hacia el norte, a Puerto Guadal y Chile Chico o el otro destino al Sur: Puerto Bertrand y Cochrane. Hacia allá fuimos.

Un fuerte camino de cornisa con alturas y el Monte San Valentín del campo de hielo norte, nos acompañan un buen tramo.
Llegamos a Puerto Bertrand. Pequeño poblado lacustre necesario para la recepción de la producción de la gran estancia Sociedad Ganadera del Baker (1916).  Para los que gustan de caminatas y pesca es el sitio ideal. Enclavado en la margen de la desembocadura del lago Bertrand existen excursiones con navegación para pesca y además mucho rafting en el rio Baker.
Continuando hacia el sur, nos acompaña el caudaloso rio Baker, que luego se une al rio Neff  y  más adelante, para quienes deseen retornar a la Argentina se encuentra el agreste Paso Roballo.
Llegamos a Cochrane. Principal centro de abastecimiento al sur de Coihaique después de Chile Chico y último punto de la Carretera Austral. El valle de Cochrane fue descubierto por Hans Steffen en 1908, tierras que fueron arrendadas a la Sociedad Explotadora del Rio Baker, constituida por  ganaderos magallánicos que trajeron ovinos desde la Argentina. En 1929 Lucas Bridge (hijo del fundador de Ushuaia) construyo una escuela a partir de ella se formo el pueblo nuevo que as tarde se llamo Cochrane en 1954.

Lo primero y fundamental mientras realizábamos un city tour, fue conseguir cabaña o alojamiento. Los primeros intentos fueron fallidos: estaban completos. Cuando entramos lo primero que vemos es una especie de gran cerco de madera barnizada y bien mantenida. Se ofrecía como el Ultimo Paraíso… Raúl lo descarto de plano por el nombre y por que no se veía nada para adentro… después de media hora de dar vueltas y mientras el reloj corría velozmente, decidimos volver pensando que esta vez la idea de una buena cabaña nos permitiría utilizar el disco… que seguía quietito durmiendo en el baúl de la Lola, cada vez más complicado entre sartenes y polvo de la carretera. Era como un callado lamento pidiendo silenciosamente a gritos unas llamas a sus pies…

Entramos. Nos atiende “Don Carlos” ilustre caballero español de las provincias de la Rioja (España) afincado en estas tierras hace aproximadamente 15 años… en aquella veintena juvenil donde todo es posible y nada es una irrealidad… sueños que le dicen.
Con su marcado acento español, consulta con alguien en la cocina (luego sabríamos que era Nela, su señora) por disponibilidad. Estando vacio el cuarto numero 6, se apresto de manera tan expeditiva como gentil a mostrárnoslo.
Quedamos encantados no solo con la calidez y la decoración sino con la bienvenida a El Ultimo Paraíso comprendiendo acá el gordo que era realmente un nombre muy bien puesto.
Carlos, gentilmente, nos dejo descansar y acomodarnos en su número 6. Al rato fuimos a buscar hielo y un par de vasos para coronar un gran día con Vat 69 (un clásico), mientras lo saboreábamos bajamos las fotos, disfrutamos de un buen fuego, la calidez de la habitación con su gran cama, colchas de lana tejida a mano, muebles de maderas artesanales pero de muy buen gusto, su cielorraso de caña, sus maravillosos cuadros de fotos del lugar y una iluminación ideal para un lugar que era realmente un paraíso.



Un poco  más tarde, fuimos a consultarlo donde podríamos cenar. En el privado estacionamiento Raúl vio un hammer  y en eso es que sale Carlos, su propietario, ofreciéndole desinteresadamente las llaves.



 De inmediato se estableció una comunicación fraternal y amena dado los orígenes de nuestro apellido. Raúl le comento que su mama es descendiente directa de españoles de Galicia mientras Carlos se reía y nos confirmaba su origen vasco francés. Intercambiamos opiniones de nuestro viaje y el recordó sus primeros tiempos, cuando era un enamorado de la pesca, el silencio, la naturalidad de un pueblo tranquilo y callado. Como dice la canción: lejos del mundanal ruido. A un paso estaba la cocina… donde nos presenta a Nela, mujer que lo viene acompañando desde su España natal quien en ese momento y mientras conversaba, revolvía una caserísima paella española en todo su dicho. Compartimos recetas y secretos mientras Carlos y Raul seguían tratando de arreglar el mundo: Argentina, Chile, las distintas filosofías urbanas, los viajes, las vacaciones, los fierros, sus negocios, la madera, los bosques en fin… una charla amena y fluida donde los caracteres de los cuatro congeniaron sin dificultad.
A esta altura de la conversación surge cual es nuestro destino final: era O Higgins, donde en información turística nos dijeron que el camino estaba cortado por el desborde de  cuatro ríos por los deshielos y lluvias. La otra opción era Chile Chico y Argentina con una alta probabilidad (estábamos a tan solo 700 Km del Glaciar Perito Moreno) de seguir viaje al sur de la Argentina. Carlos sorprendido nos dijo: “están a 120 Km de Caleta Tortel, un lugar único en el  mundo por sus pasarelas de ciprés de las Guaitecas, es una pena que no vayan a visitarla”. Lo deliberamos un rato, miramos mapas, consultamos hotelería, rutas de ripio que nos retardarían y de mutuo acuerdo decidimos que una noche más en Cochrane valía la pena para conocer ese lugar que con tanta pasión nos describió Carlos: Caleta Tortel
En esta instancia, le preguntamos si nos podíamos alojar la siguiente noche en El Ultimo Paraíso… lamentablemente estaba completo. Inmediatamente Carlos tomo el teléfono y realizo al menos 5 llamadas tratando de que nos quedáramos. Cuando de pronto emerge Nela desde la cocina haciéndole señas y diciendo: “lo tengo a Wilson…”  y esa fue la nota determinante para que por otra vez más volviéramos a cambiar de itinerario…
Contentos y muy entusiasmados, le preguntamos donde cenar. Entre tanto charlamos con un matrimonio de Tres Arroyos (Buenos Aires) que se hospedaban en otra habitación. Compartimos el mismo itinerario de viaje aunque nuestras experiencias mas allá de los pormenores, eran realmente alegres. Ellos eran los destinatarios de la fabulosa paella de Nela.
Carlos nos recomendó el café restaurante El Ñirranal con cuyo dueño se comunico para preguntarle si estaba abierto. Después de un largo rato de mirar como la luna comenzaba a formarse en el oeste, grande, redonda, austral, nos decidimos ir de cena.

El restaurante no era nada del otro mundo. Un lugar sencillo con poca gente para la hora que era.
Pedimos un buen vino tinto y un salmón a la plancha con manteca mas verduras saltadas… es lo que mas nos gusta del país hermano: la gastronomía.
Entre tanto y esperábamos la cena un libro de “Chile sin represas” llamo nuestra atención. Ante la consulta al dueño sobre los bosques quemados que veníamos viendo desde hacía muchos cientos de kilómetros, se negó aduciendo que no sabía nada… cuando el último comensal se retiro, se acerco a la mesa, coloco el libro, se arrimo una banqueta y nos dijo: ahora sí, pregunten lo que quieran. Nos enredamos en una muy buena conversación de la colonización de las tierras donde antiguos gobiernos se las entregaron a los colonos, quienes con el fin de deforestar y poder sembrarlas quemaron los bosques sin medir que el fuego arrasaría todo a su paso quemando bosques centenarios ubicados en las laderas de las montañas, cuyas tierras nunca serian productivas. Dejando lo que hoy se ve que a simple  vista lo que parecen verdes praderas con millones de juegos de palitos chinos.
Es un paisaje desolador de cientos de kilómetros con verdaderas montañas arrasadas por el fuego en la que de vez en cuando pastorea el ganado vacuno.
Luego de despedirnos nos fuimos a nuestro cuarto acogedor, nuestro paraíso personal, para arrancar al día siguiente con Caleta Tortel.

Continua en Tramo 8...
link http://carreteraaustralruta7.blogspot.com/2011/02/tramo-8-cochrane-caleta-tortel-cochrane.html

2 comentarios:

  1. Me gustaria comunicarme con ustedes. Como lo podemos hacer?

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  2. Mi correo electronico es altrev50@hotmail.com. Gracias alberto

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